El litio, el mineral estrella de la era de los vehículos eléctricos y dispositivos móviles, se ha convertido en un recurso codiciado a nivel mundial. Sin embargo, en Sudamérica, donde se encuentran algunas de las mayores reservas, su explotación ha desatado un conflicto complejo. El litio en Sudamérica y su impacto en los Pueblos Indígenas es una realidad que no puede ignorarse si queremos proteger los derechos, los territorios y la sostenibilidad. Mientras gobiernos y empresas consideran este "oro blanco" clave para un futuro verde, los Pueblos Indígenas advierten sobre los daños ambientales y la amenaza a sus formas de vida, exigiendo un modelo de desarrollo que respete tanto el medio ambiente como sus derechos ancestrales.
En el "Triángulo del Litio", que abarca partes de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, más de 200 líderes indígenas alzaron su voz para proteger sus territorios y sus modos de vida en la a Primera Cumbre Intercultural Andina de Comunidades Afectadas por la Explotación del Litio, realizada del 17 al 19 de enero en la provincia de Jujuy, Argentina, mientras el mundo busca asegurar su suministro de este mineral estratégico.
El Triángulo del Litio: ¿Puede la transición energética ser justa y sostenible?
En el corazón de Sudamérica, una vasta región conocida como el "Triángulo del Litio" se ha convertido en el epicentro de una nueva fiebre del oro. Argentina, Bolivia y Chile concentran el 60% de las reservas globales de este mineral, vital para la transición energética global. Sin embargo, la creciente demanda de litio ha desatado una "fiebre blanca" que amenaza con dejar una profunda cicatriz en los derechos de los Pueblos Indígenas, el equilibrio ecológico y la seguridad hídrica de la región.

El dilema del litio: ¿La transición energética a costa del agua?
Imaginen un viaje por la Ruta 27 de Chile, ascendiendo a 4.800 metros sobre el nivel del mar, donde el aire se vuelve escaso y la respiración se dificulta. Allí, en la frontera con Argentina, el paisaje se transforma en un mosaico de volcanes, lagunas multicolores y salares de un blanco cegador. Esta es la puerta de entrada al "Triángulo del Litio", una región que se extiende por Argentina, Bolivia y Chile, y que alberga el 60% de las reservas globales de este mineral, vital para la transición energética global.

El mundo necesita urgentemente transitar hacia fuentes de energía más limpias para combatir el cambio climático. Los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía renovable, tecnologías que dependen del litio, son pilares fundamentales de esta transición. La demanda de litio se ha disparado y se espera que siga creciendo exponencialmente en las próximas décadas.

Para 2030, se estima que habrá 125 millones de coches eléctricos en el mundo, en comparación con los 3 millones de 2017. Empresas como BMW ya han anunciado que la mitad de sus vehículos serán totalmente eléctricos para esa fecha.

Pero esta "fiebre verde" tiene un lado oscuro. La extracción de litio en el Triángulo del Litio se realiza principalmente en salares ubicados en desiertos andinos de alta relevancia para la biodiversidad, y en algunos casos sobre humedales andinos que otorgan seguridad hídrica para toda la región. El proceso consume enormes cantidades de agua, un recurso escaso en estas zonas áridas. Cada tonelada de litio extraída consume hasta 2 millones de litros de agua, extraídos de las mismas cuencas hídricas que dan agua a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales.
Este consumo excesivo de agua amenaza la agricultura, la ganadería y la vida misma de las comunidades que dependen de estos ecosistemas frágiles. Además, la extracción de litio puede contaminar las fuentes de agua con químicos y metales pesados, poniendo en riesgo la salud de las personas y la biodiversidad de la región.

La resistencia de los Pueblos Indígenas: Voces que se alzan por el agua y la vida

Frente a este escenario, los Pueblos Indígenas y comunidades locales que habitan los vértices del Triángulo del Litio se organizan y resisten. Más de 200 líderes indígenas alzaron su voz para proteger sus territorios y sus modos de vida en la primera Cumbre Intercultural Andina de Comunidades afectadas por la explotación del litio, realizada del 17 al 19 de enero en la provincia de Jujuy, Argentina.
El encuentro, realizado con el apoyo del Indian Law Resource Center, contó con la participación de representantes de comunidades indígenas afectadas por minería de litio de cuatro países Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Los representantes de cada una de tales comunidades expusieron sobre la difícil realidad que enfrentan en sus territorios y expresaron un unánime rechazo a los graves impactos ambientales, sociales y culturales provocados por la minería de litio. En relación con los impactos ambientales, en particular, señalaron que la actividad minera ha generado una preocupante escasez de recursos hídricos, atribuida al uso desmedido de agua por parte de las empresas, sin que exista un control efectivo por parte de los gobiernos.
No se oponen a la transición energética, pero exigen que esta sea justa y sostenible, que respete sus derechos y proteja sus territorios.
La Cumbre abordó la crítica situación que enfrentan las comunidades ubicadas en el denominado "triángulo del litio", zona transfronteriza entre Argentina, Bolivia y Chile, la cual constituye la reserva de litio más grande del mundo.

En Jujuy, Argentina, la tensión se palpa en el aire. Los Pueblos Indígenas de las Salinas Grandes, donde la extracción de litio ya ha comenzado, se organizan desde hace más de 15 años para resistir proyectos que consideran una amenaza a su supervivencia. Carteles con mensajes como "Lo único que sé, es que no se puede beber litio" se alzan en las rutas desde 2023, cuando ocurrieron las protestas y bloqueos más fuertes por la falta de atención a las demandas de las comunidades. La reforma constitucional de Jujuy, realizada en junio de 2023, que restringe los derechos de los Pueblos Indígenas, avivó el temor al desplazamiento forzado.
Las Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc, en Jujuy, son un claro ejemplo de este conflicto. La extracción de litio en la zona amenaza con secar las fuentes de agua que las comunidades indígenas necesitan para su subsistencia. La producción de carbonato de litio requiere la extracción de salmuera, que luego se evapora, consumiendo grandes cantidades de agua. Este proceso pone en riesgo no solo el acceso al agua de las comunidades, sino también la biodiversidad de la región.
En Chile, las comunidades atacameñas del Salar de Atacama, el segundo mayor productor de litio del mundo, luchan contra la degradación de su entorno y la pérdida de sus fuentes de agua.
"No queremos ser parte de una transición energética que genera despojo territorial", afirma una representante del Consejo de Pueblos Atacameños.
El Salar de Atacama ha sido explotado desde la década de 1980, con un impacto significativo en el medio ambiente y las comunidades. La extracción de litio ha provocado la disminución de la fauna, la degradación de los humedales y la pérdida de acceso a fuentes de agua ancestrales. Las comunidades indígenas denuncian la falta de consulta y la violación de sus derechos.

En Bolivia, las comunidades del Salar de Uyuni, el mayor yacimiento de litio del mundo, se movilizan para defender el agua, la biodiversidad y su derecho a la consulta previa, libre e informada. Temen que la explotación industrial del litio repita los errores de Chile y Argentina.
El Salar de Uyuni es un ecosistema único y frágil. Las comunidades indígenas que dependen de él temen que la extracción de litio a gran escala contamine las fuentes de agua, afecte la biodiversidad y dañe el turismo, una importante fuente de ingresos para la región. Además, existen preocupaciones sobre la falta de transparencia en los planes del gobierno para la explotación del litio y la capacidad del país para gestionar los residuos de la producción de manera responsable.
Hacia una transición energética justa y sostenible: El camino del diálogo y la cooperación
La "fiebre del litio" plantea un desafío global: ¿Cómo asegurar una transición energética justa y sostenible que respete los derechos de los pueblos indígenas y proteja el medio ambiente?
La respuesta está en el diálogo, la cooperación y la búsqueda de soluciones innovadoras. Gobiernos, empresas, comunidades indígenas y sociedad civil deben trabajar juntos para construir un futuro energético que beneficie a todos.
Algunas soluciones que se están explorando:
Consulta previa, libre e informada: Garantizar la participación efectiva de las comunidades indígenas en la toma de decisiones sobre proyectos de extracción de litio.
Tecnologías de extracción más sustentables: Investigar y desarrollar métodos de extracción de litio que reduzcan el consumo de agua y el impacto ambiental.
Diversificación económica: Promover actividades económicas alternativas en las comunidades indígenas, como el turismo comunitario y la agricultura sostenible.
Fortalecimiento de las instituciones indígenas: Apoyar el desarrollo de capacidades de las comunidades indígenas para la gestión de sus territorios y recursos.
El futuro del Triángulo del Litio está en juego. La lucha de los Pueblos Indígenas nos recuerda que la transición energética no puede ser a costa de sus derechos y del medio ambiente. Es necesario encontrar un equilibrio entre la necesidad de litio para un futuro verde y la protección de los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos. La "fiebre blanca" del litio debe dar paso a una "transición justa", donde la energía limpia se construya con respeto, diálogo y justicia social.
En Colmena Lab creemos en el poder de la comunicación las acciones colectivas e impulsamos historias de pueblos, comunidades y movimientos que están transformando el mundo y buscando soluciones con impactos positivos para las personas y el planeta.
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