Lo que no te están contando sobre la transición energética
- Colmena LAB
- 9 may
- 4 Min. de lectura
La paradoja de la transición energética
Según la International Renewable Energy Agency (IRENA), en 2024, el mundo batió un récord: se instalaron 585 gigavatios de energía renovable, un crecimiento de 0,8% respecto al año anterior. Sin embargo, las emisiones globales de CO₂ también crecieron en un 0,8% ese mismo año. ¿Cómo es posible que generando más energía limpia, también contaminemos más?
La respuesta está en lo que muchas veces se omite del relato de las energías renovables: no basta con cambiar la fuente de energía si no cambiamos el modelo que la sostiene. Porque la transición energética, tal como va, corre el riesgo de convertirse en una nueva forma de extractivismo.
¿Qué es la transición energética?
La transición energética busca sustituir las fuentes de energía basadas en combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón por fuentes renovables, como la solar, la eólica y la hidráulica.
Su objetivo es mitigar el cambio climático, reducir la contaminación, diversificar la matriz energética y garantizar el acceso a energía de forma más sostenible.
Los beneficios prometidos
Según Naciones Unidas, la transición energética tiene potencial para:
Disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero
Reducir la contaminación del aire y del agua.
Crear empleos verdes.
Democratizar el acceso a la energía.
Pero ese potencial solo se vuelve realidad si se hace de forma equitativa y sostenible.
El lado oscuro de la transición: minerales, desplazamiento y desigualdad
Lo que no se dice con frecuencia es que esta transición requiere una gran cantidad de minerales estratégicos, como el litio, el cobre, el níquel o el cobalto. Minerales que no sólo son finitos, sino que muchas veces los procesos de su explotación son aún desconocidos.
Y la extracción de estos recursos está dejando una huella preocupante:
En el triángulo del litio (Chile, Paraguay y Bolivia), las comunidades denuncian que han perdido sus fuentes de agua debido a la explotación intensiva del mineral. Para obtener una tonelada de litio, se pueden requerir hasta dos millones de litros de agua.
Según Amnistía Internacional, en Filipinas, la minería de níquel ha provocado enfermedades, pérdida de medios de vida y falta de acceso al agua potable.
En Venezuela, la explotación de cobalto en el Arco Minero del Orinoco ha fortalecido a grupos armados ilegales, con desplazamiento forzado de pueblos indígenas y trabajo forzado en zonas mineras.
Y lo más injusto: los países que sufren estos impactos son los que menos se benefician. En 2024, el 64% de la capacidad renovable agregada se concentró en China. Centroamérica y el Caribe apenas representaron el 3,2% (0,6 GW).
¿Una transición que soluciona o que agrava?
Estos datos demuestran una cruda realidad: el aumento de energía renovable no garantiza por sí solo una reducción de emisiones, ni una mejora para las comunidades. Si no se transforman las lógicas extractivas, solo estaremos cambiando de combustible, pero no de rumbo.
Y ejemplos como el de Tesla muestran cómo las grandes empresas tecnológicas aprovechan la demanda de vehículos eléctricos para expandir su mercado, sin necesariamente transformar las cadenas de suministro ni garantizar derechos laborales o ambientales. Una "transición verde" liderada por megacorporaciones que sigue dejando atrás a las personas.
Infografía con los datos del aumento de renovables, pero también de la emisión de CO2, basados en los datos de IRINA.
¿Qué es una transición energética justa?
Una transición justa pone en el centro los derechos humanos, la equidad y la sostenibilidad, garantizando:
Consulta previa, libre e informada a las comunidades.
Respeto a los territorios y ecosistemas.
Energía en manos de las personas: generación descentralizada y participativa.
Reconversión laboral para los sectores afectados.
Alternativas económicas para territorios dependientes de la minería o de la energía fósil.
A nivel global, organismos como Naciones Unidas impulsan iniciativas clave para lograr una transición justa:
La "Coalición por una Transición Justa" promueve políticas centradas en el bienestar, la inclusión y el respeto a los derechos laborales y ambientales.
La iniciativa "Acción Climática para el Empleo" busca generar empleos verdes, fortalecer el diálogo social y proteger a los trabajadores durante la transición.
La iniciativa "Acción Climática para el Empleo" busca generar empleos verdes, fortalecer el diálogo social y proteger a los trabajadores durante la transición.
La "Coalición Fría" plantea eliminar progresivamente los refrigerantes con alto potencial de calentamiento global, al tiempo que se mejora el acceso a tecnologías limpias y sostenibles.
Es necesario acelerar la transición energética, según la ONU, no sólo es beneficioso porque las energías renovables están en todas partes, sino que son más baratas, más sanas, generan empleo y tienen sentido económico. Sin embargo, debemos buscar una transición justa.
No se trata solo de cambiar de energía, sino de cambiar el modelo
El cambio climático es real, urgente y exige acción. Pero la respuesta no puede ser una transición que reproduzca desigualdades. Necesitamos una transición energética justa, que no deje a nadie atrás.
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